Hola!
He vuelto! Aquí tengo a Lola enganchada a la teti y, con una postura propia de contorsionista que probablemente acabe con mi espalda, he logrado además poder escribir en el portátil :)
Hoy os traigo el prometido post del postparto de Lola y el inicio de la lactancia.
El inicio del postparto con Lola ha sido sencillamente alucinante. Si con Bruno me recuperé relativamente rápido, ¡con Lola ha sido tan tan rápido! No sé si ha sido porque internamente sabía que tenía que estar al 100% lo antes posible para poder atender también a Bruno, pero lo cierto es que desde un primer momento he notado mucha más energía y menos molestias que con Bruno (Confesaré que ayuda mucho que Lola duerme infinitamente mejor de lo que dormía Bruno... Bueno, es que Bruno no dormía, jajajaja).
Por ejemplo, los puntos no me han dado la lata para nada (gracias a mi amiga Patricia por recomendarme un jabón llamado Epixelle que ha sido mano de santo), cuando la otra vez me dolían mucho y me tiraban. Aunque sí que he de decir que los entuertos han sido muchísimo más dolorosos! Madre mía! Pero la tripa se me ha quedado más blandurria que después del parto de Bruno (fofa fofa), pero espero que paulatinamente vuelva a su sitio... y aunque esta vez sólo se me han quedado 3 kg pendientes de bajar, no me abrochan todos los pantalones aún... ¡las caderas tardan lo suyo en volver a su sitio!.
Agradezco haberme sentido mucho mejor desde el día 1 porque es cierto que el postparto es un reto cuando además tienes que cuidar de un peque de 2 años y medio y quieres asegurarte a cada minuto de que está bien, de que no está sintiéndose apartado o similar. Han sido muchos días (y siguen siendo) de contar cuentos con Lola en el pecho y Bruno acurrucado al otro lado... de hacer puzzles sentada en el suelo con dormida Lola en el fular... de dormir los cuatro en la cama, con Lola a un lado y Bruno acurrucado al otro, entre Lucas y yo... de ir a parques de bolas y hacer un montón de planes especiales pensados para Bruno... En resumen, de acostumbrarnos los cuatro a ser una familia de cuatro. Está siendo cansado, claro, pero a la vez no podríamos ser más felices.
Ah! Pero lleguemos a la lactancia.
Como sabéis, con Bruno tuve una lactancia maravillosa que duró 22 meses. 22 meses en los que no tuve una sola grieta o problema (sólo dos perlas de leche muy dolorosas pero puntuales ya muy al final de la lactancia). 22 meses de lactancia sobre ruedas que acabó de forma muy tranquila también al poco de quedarme embarazada de Lola.
Y entonces nació Lola. Ay amigo! Yo pensaba que todo iría bien, aunque pronto le dije a Lucas que no recordaba tantísimo dolor con Bruno. Pensé que era quizá de las hormonas del parto... pero a los 4 días vi que Lola regurgitaba un poquito de sangre... Ay ay... Sabía que eso era signo de grietas... miré mi pecho (sí, no se me había ocurrido mirarlo, es que no me había dado ni tiempo) y vi que tenía heridas en ambos lados, como grietas horizontales, una cosa muy rara. Y el dolor... qué DOLOR. Cada vez iba a peor. Era como que me clavaran cuchillos cada vez que se enganchaba. De hecho, algunas noches se me caían las lágrimas, ¡no podía ser normal!
Así que escribí a mi querida Alba Padró, la asesora de lactancia más absolutamente increíble que hay en este mundo, y empezamos a ver qué estaba pasando. Por un lado, me dio las recomendaciones para curar las grietas y por otro, empezamos a ver cómo solucionar el problema: Lola se estaba agarrando mal.
Las grietas se fueron cerrando rápidamente siguiendo sus consejos (no aplicar ninguna pomada, dejar al aire la zona siempre que fuera posible, secar siempre con papel y no con una toalla...). Pero aún así yo veía que algo no iba bien... Aunque hicimos cambios de postura y de agarre y ya no sentía tanto dolor, me parecía que Lola no hacía tantas cacas como Bruno y que no eran del mismo color... El pis también me parecía que estaba más concentrado... ¿Qué estaba pasando?
Mis temores se confirmaron cuando después de más de una semana vimos que Lola no había subido nada de peso tras la bajada posterior al parto. Al agarrarse incorrectamente no estaba mamando suficiente (además de que se quedaba dormida en todas las tomas pese a todos mis esfuerzos) y no llegaba a la parte más grasa de la leche (de ahí que las cacas fueran más verdosas que amarillas). Llorando (porque me agobio enseguida y se me juntaron las hormonas y todo) le escribí de nuevo a Alba y además fui a ver al pediatra al hospital (Rafael Montero, del Vithas también, otro amor de persona y un 10 de pediatra). Rafa me tranquilizó y me animó a seguir 100% con lactancia materna como yo quería. La recomendación de ambos fue la misma: sacarme leche después de las tomas para poder darle un poquito de apoyo a Lola y mientras tanto intentar corregir aquellos problemas de postura que estuvieran haciendo que no mamara correctamente.
Ya, sé que habrá quien diría: "Pues qué tontería mujer, le das unos biberones de leche artificial para que coja peso y punto". Vaya por delante que respeto a todas las madres que dan biberón, me parece que lo importante es siempre que la madre y el bebé estén bien, y que cada madre tiene derecho a decidir en ese aspecto. Pero yo soy una firme creyente en los beneficios de la lactancia materna y además para mi la lactancia de Bruno fue muy importante y quería (y quiero) repetir con Lola. No os podéis imaginar lo que he llorado estos días con este tema y el agobio que he tenido.
Desde ese día me sacaba leche cuando acababa Lola de mamar, para obtener la parte más grasa de la leche que ella se estaba perdiendo. Después de cada toma le daba lo que había sacado en la anterior con la técnica dedo-jeringa. Además, seguimos viendo con detalle la postura de Lola y su agarre hasta que dimos con todos los problemas.
Y qué decir. Que ha sido como un milagro. Inmediatamente Lola empezó a coger peso, mi pecho también comenzó a estar más lleno y sus cacas y pises recuperaron la normalidad. Además, gracias a Alba conseguí dar con las posturas que le van bien a ella y a mi pecho. Tras varios días de echar horas y horas en el sofá dando y pecho y sacándome leche y dándole después la leche como suplemento, así en bucle, y con mucha angustia, quedó claro que estaba cogiendo peso y así fuimos reduciendo paulatinamente el suplemento de mi leche hasta quitarlo.
Ahora mismo sigue subiendo peso como un tiro y yo no podría estar más feliz :)
Os cuento todo esto porque creo que puede servir como rayo de esperanza a todas esas mamis que quieren dar pecho y que encuentran dificultades. Mirad lo que me ha pasado a mí, ¡y eso que tenía 22 meses de experiencia! Cada lactancia es un mundo y si notáis que algo no va bien, ¡pedid ayuda!
Mis consejos son dos: llegar al momento de la lactancia habiendo leído MUCHO sobre el tema (quien te diga que es instintivo te miente) y, si hay problemas, contactar con una asesora de lactancia lo antes posible para solucionarlos. Además, buscar un pediatra afín y que apueste por la lactancia materna es también importante :) Como libros de lectura obligada yo os recomiendo el de Carlos González ("Un regalo para toda la vida") y el de mi querida Alba Padró ("Somos la leche"). Y luego además la APP para el móvil Lactapp que es SÚPER ÚTIL. Además de tener muchísima información tiene la opción de registrar las tomas, las cacas... Yo por ejemplo la he usado para anotar todas y cada una de las cacas que hacía Lola, para saber si aumentaban en número y también si el color era el correcto. Es friki total pero ha sido súper útil para ver su evolución.
Bueno, no me alargo más, que ya ha sido intenso.
Vuelvo pronto por aquí :)
Un beso fuerte!
Alma
He vuelto! Aquí tengo a Lola enganchada a la teti y, con una postura propia de contorsionista que probablemente acabe con mi espalda, he logrado además poder escribir en el portátil :)
Hoy os traigo el prometido post del postparto de Lola y el inicio de la lactancia.
mi princesa Leia |
El inicio del postparto con Lola ha sido sencillamente alucinante. Si con Bruno me recuperé relativamente rápido, ¡con Lola ha sido tan tan rápido! No sé si ha sido porque internamente sabía que tenía que estar al 100% lo antes posible para poder atender también a Bruno, pero lo cierto es que desde un primer momento he notado mucha más energía y menos molestias que con Bruno (Confesaré que ayuda mucho que Lola duerme infinitamente mejor de lo que dormía Bruno... Bueno, es que Bruno no dormía, jajajaja).
Por ejemplo, los puntos no me han dado la lata para nada (gracias a mi amiga Patricia por recomendarme un jabón llamado Epixelle que ha sido mano de santo), cuando la otra vez me dolían mucho y me tiraban. Aunque sí que he de decir que los entuertos han sido muchísimo más dolorosos! Madre mía! Pero la tripa se me ha quedado más blandurria que después del parto de Bruno (fofa fofa), pero espero que paulatinamente vuelva a su sitio... y aunque esta vez sólo se me han quedado 3 kg pendientes de bajar, no me abrochan todos los pantalones aún... ¡las caderas tardan lo suyo en volver a su sitio!.
Agradezco haberme sentido mucho mejor desde el día 1 porque es cierto que el postparto es un reto cuando además tienes que cuidar de un peque de 2 años y medio y quieres asegurarte a cada minuto de que está bien, de que no está sintiéndose apartado o similar. Han sido muchos días (y siguen siendo) de contar cuentos con Lola en el pecho y Bruno acurrucado al otro lado... de hacer puzzles sentada en el suelo con dormida Lola en el fular... de dormir los cuatro en la cama, con Lola a un lado y Bruno acurrucado al otro, entre Lucas y yo... de ir a parques de bolas y hacer un montón de planes especiales pensados para Bruno... En resumen, de acostumbrarnos los cuatro a ser una familia de cuatro. Está siendo cansado, claro, pero a la vez no podríamos ser más felices.
Ah! Pero lleguemos a la lactancia.
Como sabéis, con Bruno tuve una lactancia maravillosa que duró 22 meses. 22 meses en los que no tuve una sola grieta o problema (sólo dos perlas de leche muy dolorosas pero puntuales ya muy al final de la lactancia). 22 meses de lactancia sobre ruedas que acabó de forma muy tranquila también al poco de quedarme embarazada de Lola.
Y entonces nació Lola. Ay amigo! Yo pensaba que todo iría bien, aunque pronto le dije a Lucas que no recordaba tantísimo dolor con Bruno. Pensé que era quizá de las hormonas del parto... pero a los 4 días vi que Lola regurgitaba un poquito de sangre... Ay ay... Sabía que eso era signo de grietas... miré mi pecho (sí, no se me había ocurrido mirarlo, es que no me había dado ni tiempo) y vi que tenía heridas en ambos lados, como grietas horizontales, una cosa muy rara. Y el dolor... qué DOLOR. Cada vez iba a peor. Era como que me clavaran cuchillos cada vez que se enganchaba. De hecho, algunas noches se me caían las lágrimas, ¡no podía ser normal!
Así que escribí a mi querida Alba Padró, la asesora de lactancia más absolutamente increíble que hay en este mundo, y empezamos a ver qué estaba pasando. Por un lado, me dio las recomendaciones para curar las grietas y por otro, empezamos a ver cómo solucionar el problema: Lola se estaba agarrando mal.
Las grietas se fueron cerrando rápidamente siguiendo sus consejos (no aplicar ninguna pomada, dejar al aire la zona siempre que fuera posible, secar siempre con papel y no con una toalla...). Pero aún así yo veía que algo no iba bien... Aunque hicimos cambios de postura y de agarre y ya no sentía tanto dolor, me parecía que Lola no hacía tantas cacas como Bruno y que no eran del mismo color... El pis también me parecía que estaba más concentrado... ¿Qué estaba pasando?
Mis temores se confirmaron cuando después de más de una semana vimos que Lola no había subido nada de peso tras la bajada posterior al parto. Al agarrarse incorrectamente no estaba mamando suficiente (además de que se quedaba dormida en todas las tomas pese a todos mis esfuerzos) y no llegaba a la parte más grasa de la leche (de ahí que las cacas fueran más verdosas que amarillas). Llorando (porque me agobio enseguida y se me juntaron las hormonas y todo) le escribí de nuevo a Alba y además fui a ver al pediatra al hospital (Rafael Montero, del Vithas también, otro amor de persona y un 10 de pediatra). Rafa me tranquilizó y me animó a seguir 100% con lactancia materna como yo quería. La recomendación de ambos fue la misma: sacarme leche después de las tomas para poder darle un poquito de apoyo a Lola y mientras tanto intentar corregir aquellos problemas de postura que estuvieran haciendo que no mamara correctamente.
Ya, sé que habrá quien diría: "Pues qué tontería mujer, le das unos biberones de leche artificial para que coja peso y punto". Vaya por delante que respeto a todas las madres que dan biberón, me parece que lo importante es siempre que la madre y el bebé estén bien, y que cada madre tiene derecho a decidir en ese aspecto. Pero yo soy una firme creyente en los beneficios de la lactancia materna y además para mi la lactancia de Bruno fue muy importante y quería (y quiero) repetir con Lola. No os podéis imaginar lo que he llorado estos días con este tema y el agobio que he tenido.
Desde ese día me sacaba leche cuando acababa Lola de mamar, para obtener la parte más grasa de la leche que ella se estaba perdiendo. Después de cada toma le daba lo que había sacado en la anterior con la técnica dedo-jeringa. Además, seguimos viendo con detalle la postura de Lola y su agarre hasta que dimos con todos los problemas.
Y qué decir. Que ha sido como un milagro. Inmediatamente Lola empezó a coger peso, mi pecho también comenzó a estar más lleno y sus cacas y pises recuperaron la normalidad. Además, gracias a Alba conseguí dar con las posturas que le van bien a ella y a mi pecho. Tras varios días de echar horas y horas en el sofá dando y pecho y sacándome leche y dándole después la leche como suplemento, así en bucle, y con mucha angustia, quedó claro que estaba cogiendo peso y así fuimos reduciendo paulatinamente el suplemento de mi leche hasta quitarlo.
Ahora mismo sigue subiendo peso como un tiro y yo no podría estar más feliz :)
Os cuento todo esto porque creo que puede servir como rayo de esperanza a todas esas mamis que quieren dar pecho y que encuentran dificultades. Mirad lo que me ha pasado a mí, ¡y eso que tenía 22 meses de experiencia! Cada lactancia es un mundo y si notáis que algo no va bien, ¡pedid ayuda!
Mis consejos son dos: llegar al momento de la lactancia habiendo leído MUCHO sobre el tema (quien te diga que es instintivo te miente) y, si hay problemas, contactar con una asesora de lactancia lo antes posible para solucionarlos. Además, buscar un pediatra afín y que apueste por la lactancia materna es también importante :) Como libros de lectura obligada yo os recomiendo el de Carlos González ("Un regalo para toda la vida") y el de mi querida Alba Padró ("Somos la leche"). Y luego además la APP para el móvil Lactapp que es SÚPER ÚTIL. Además de tener muchísima información tiene la opción de registrar las tomas, las cacas... Yo por ejemplo la he usado para anotar todas y cada una de las cacas que hacía Lola, para saber si aumentaban en número y también si el color era el correcto. Es friki total pero ha sido súper útil para ver su evolución.
Bueno, no me alargo más, que ya ha sido intenso.
Vuelvo pronto por aquí :)
Un beso fuerte!
Alma